Cómo tener una nevera limpia y ordenada
- Baja Steam
- 5 ene 2018
- 3 Min. de lectura
Sí, ya estamos otra vez hablándote de cosas obvias que todo el mundo sabe hacer como ordenar la nevera. ¿Seguro? ¿Estás seguro de que conoces cuál es el orden más adecuado para tus alimentos dentro del frigorífico? ¿Seguro que sabes a la temperatura que debe estar? ¿Los productos que puedes y no puedes guardar? Bueno, un poco de información extra nunca está de más, sobre todo cuando tiene que ver con algo tan importante como nuestra alimentación. La nevera es uno de los espacios más importantes en nuestra cocina, un invento que permite que nuestros alimentos estén frescos y que duren mucho más. ¿No merece ello un poco de atención por nuestra parte? Pues atentos.
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Limpieza y temperatura, el ABC de las neveras
Sí, antes de ordenar, hay que limpiar. Y a conciencia, por favor. Las neveras pueden ser lugares en los que las bacterias acampen, no es raro. Tened en cuenta que hay un sinfín de alimentos, muchos de ellos (la gran mayoría) crudos y sin procesar. Es por tanto superimportante tener en cuenta este aspecto. Retiremos, pues, todo lo que tengamos dentro, incluidos cajones y estantes. Desenchufemos la nevera de la corriente y usemos una mezcla de agua templada con bicarbonato. Tras lavarlo, mejor secar con papel y dejar la puerta de la nevera abierta durante un tiempo. Es importante, pues si queda húmedo el interior podrían proliferar hongos y malos olores. Asimismo, también es importante restablecer la temperatura para encontrar una que sea ideal para la refrigeración. Esta temperatura ideal estará entre los 3 y 5ºC.
El orden en tu nevera
Llegamos a la parte del orden. La organización en nuestra nevera es casi tan importante como la limpieza o la temperatura. Los estantes inferiores, normalmente debajo de los cajones de verduras y frutas, son los estantes con la temperatura más baja. Este lugar es el ideal para colocar carne y pescado crudo, pues se conservarán mejor. Asimismo, las baldas superiores, más templadas, cuentan con una temperatura bastante estable, son estupendas para colocar todo tipo de lácteos y otros productos como los huevos. Nos quedan las centrales, ¿no? Pues bien, estas son estupendas para colocar embutidos y otros alimentos que tengan que ser consumidos con mayor rapidez. Así, también es el lugar ideal para todos esos envases que abrimos pero no terminamos de gastar. ¿Qué pasa con la puerta de la nevera? La puerta de la nevera es un lugar que pierde bastante frío, pues siempre que se abre queda fuera del núcleo de frío de nuestro frigorífico. Este lugar es estupendo para colocar los aderezos, las conservas, mermeladas y bebidas. En definitiva, productos que aguantan bien con menos frío.
Bendito «Tupper»
El orden es importante, pero también los recipientes con los que ordenamos. Los «tuppers» han venido para ponernos la vida más fácil, no los olvidemos. Sí, por mucho que digamos, seguro que más de una vez hemos abierto una lata y la hemos dejado tal cual en el frigorífico. «Si tiene caldito aguanta». Bueno, esto es relativo. Con las latas hay que tener mucho cuidado, pues pueden terminar oxidándose (algo que no es nada raro) y traernos problemas serios. Además, guardar el embutido en envases medio abiertos tampoco es una solución buena. Usemos, pues, un buen arsenal de tuppers, que aliados con los post-it o con rotuladores para apuntar la fecha de caducidad o preparación de los alimentos pueden resultar herramientas muy útiles. No nos olvidemos que alimentos que goteen pueden desencadenar el caos dentro de nuestra nevera.
Otras cosas a tener en cuenta
Limpieza, temperatura, orden y tuppers, ¿algo más? Sí, algunas cositas más nos convienen saber. Por ejemplo, que no es bueno sobrecargar los estantes. Mejor que las cosas estén repartidas. ¿Por qué esto es importante? Por algo tan importante como la circulación del aire frío. Si nuestra nevera parece una compleja pantalla de tetris, el aire frío circulará peor, por lo que su función, la de conservar nuestros alimentos, no se cumplirá al 100%. Asimismo, también hay que tener muchísimo cuidado con la contaminación cruzada. Es decir, es importante que los alimentos crudos y los cocinados no se toquen, pues mientras que los últimos han sido higienizados por el calor, los primeros no, pudiéndose así contaminar antes de ser consumidos.
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